Una nota distintiva de las propuestas del libro lo representa el énfasis en la urgencia de una transformación productiva de la economía colombiana, que se integra con las otras propuestas planteadas en temas de reformas laborales, de finanzas públicas, impuestos y eficiencia del Estado.
Como diagnóstico muy general, en el que varios análisis recientes coinciden, se plantea que Colombia tiene serias barreras para tener una economía competitiva y diversificada. Dos indicadores sirven para dar claridad sobre esta situación. El primero es la muy baja diversificación exportadora y apertura comercial del país y en segundo lugar, el nulo crecimiento de la Productividad Total de los Factores (PTF).
En efecto, la participación en el PIB de las exportaciones e importaciones se ha mantenido muy similar, alrededor de 30% desde 1990 hasta 2019, con una alta preponderancia de las exportaciones de petróleo y carbón, acompañada de una reducción de la participación de las exportaciones agrícolas e industriales y un ligero aumento de las importaciones. Esta es una participación baja frente a otros países latinoamericanos y muy lejos de la observada en Asia Oriental.
En cuanto a la contribución de la PTF al crecimiento, un reciente estudio de Fedesarrollo estima en -0,1 la contribución de la productividad total al crecimiento anual del PIB desde 1990 a la fecha. También señala que la productividad laboral ha sido limitada, creciendo en promedio a 0,9% anual en el mismo periodo.
Las causas de esta situación son estructurales y de muy diversa índole, y se resumen en el alto costo país en relación con otros países de la región, que se refleja en altos costos de transporte y energía, tramitación excesiva, inseguridad, distorsión en las tasas tributarias, barreras parafiscales, una legislación que induce a la informalidad y una muy baja innovación, como lo ha señalado la Misión de Internacionalización y varios índices de competitividad global. Probablemente esto tenga que ver con la concentración del país en materias primas básicas.
En el ámbito rural, la falta de una agricultura competitiva se debe en gran medida a la falta de bienes públicos, la alta concentración de la propiedad, baja productividad y falta de titulación para la producción campesina. Además existe una ausencia del Estado en muchas regiones del territorio nacional, lo cual ha generado un clima propicio para el conflicto armado, la permanencia de clanes regionales y de actividades ilegales.
Lograr transformar la estructura productiva colombiana en una economía diversificada y competitiva, no solo requiere hacer las reformas que se eliminen las barreras antes mencionadas, sino que debe estar acompañada y probablemente como condición necesaria, de un aumento generalizado de la inclusión productiva y de movilidad social de la mayoría de su población. Este fue el camino que siguieron países como Corea y Malasia, y más recientemente Vietnam.
Con este objetivo, se plantea un conjunto de propuestas para lograr la transformación productiva, basadas fundamentalmente en la inclusión productiva competitiva y formal de núcleos crecientes y sostenidos de personas y empresas, tanto en las áreas urbanas como rurales. La productividad debe estar basada en la innovación y para que esta logre una escala importante y que genere crecimiento y movilidad social, se requiere la formulación de políticas de inclusión productiva diferenciadas, dependiendo del nivel de inclusión y de complejidad en que se encuentren y de su localizan ya sea en grandes conglomerados urbanos, ciudades intermedias, población rural nucleada o áreas remotas.
Para las grandes áreas urbanas del país las propuestas se refieren a cuatro líneas de acción: lograr una complejidad y diversificación inteligente en la producción de bienes y servicios; formación para el trabajo y políticas activas laborales; movilidad urbana para el trabajo, y cooperación entre municipios en áreas metropolitanas y de economías regionales.
Para el sector agropecuario se plantea una propuesta de transformación sectorial, que se centra en lograr aumentos grandes y escalables de la productividad, aprovechando las ventajas comparativas del país e integración con el mercado internacional. Todo esto impulsando varias experiencias piloto exitosas ya desarrolladas en el país. La transformación rural requiere una estrategia integral basada en una apuesta gana-gana, donde las mejoras en productividad tienen efectos multiplicadores en la cadena alimentaria y por tanto en el conjunto de la economía.
Finalmente, se desarrolla una propuesta para propiciar la inclusión productiva de los grupos poblacionales, tanto urbanos como rurales, en extrema pobreza. Se propone crear una ruta hacia su inclusión productiva y social a través de una estrategia denominada ‘Soluciones duraderas’. En próximos artículos de Econometría se presentarán en detalle estas propuestas para la transformación productiva de la economía colombiana.