Sostenibilidad y valor compartido en las empresas…

Sostenibilidad y valor compartido en las empresas de servicios

Escrita por: Carolina Murgueitio, directora general.

La sostenibilidad empresarial se ha convertido en un tema de suma importancia en los últimos años y se refiere a la capacidad de una empresa para operar de manera rentable a largo plazo, teniendo en cuenta los aspectos económicos, sociales y ambientales de su negocio.

Generalmente se asocia con empresas productoras de bienes, en especial por el impacto ambiental y la huella de carbono que producen. Sin embargo, vale la pena incluir a las empresas de servicios porque no son ajenas a la responsabilidad con el planeta.

La medición de la huella de carbono en una empresa de bienes puede variar ampliamente según varios factores, como el tipo de bienes que produce, el tamaño de la empresa, los procesos de producción utilizados y la cadena de suministro involucrada.

Al igual que en el caso de una empresa de servicios, es difícil proporcionar un valor específico para la medición típica debido a la diversidad de la industria y las empresas dentro de ella. Por ejemplo, las industrias intensivas en energía como la producción de acero, cemento o químicos suelen tener una huella de carbono más alta en comparación con las industrias de bienes de consumo como la fabricación de textiles o productos electrónicos.

En cambio, la medición típica de la huella de carbono de una empresa de servicios puede variar considerablemente según varios factores, como el tamaño de la empresa, las actividades y operaciones específicas de la empresa, y la disponibilidad y calidad de los datos.

La huella de carbono de una empresa de servicios generalmente se expresa en toneladas de dióxido de carbono equivalente (tCO2e) por año. Esta medida incluye no solo las emisiones de dióxido de carbono (CO2), sino también otras emisiones de gases de efecto invernadero, como el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), que se convierten en “equivalentes de dióxido de carbono” para facilitar las comparaciones.

Algunos estudios han calculado la huella de carbono promedio por empleado en diferentes sectores. Por ejemplo, según el estudio “The Carbon Footprint of Everything” realizado por Mike Berners-Lee, la huella de carbono promedio de un empleado en una oficina de servicios puede oscilar entre 2 y 10 toneladas de CO2e por año, dependiendo de diversos factores, como el consumo de energía, el transporte y los viajes de negocios.

En el contexto de las empresas de servicios como la consultoría, la sostenibilidad implica la adopción de prácticas y políticas que minimicen el impacto ambiental y por ende su huella de carbono, promuevan la equidad social y generen valor económico.

Por ejemplo, este tipo de empresas pueden reducir su consumo de energía y su huella de carbono mediante la implementación de medidas de eficiencia energética. Esto puede incluir la optimización de los sistemas de iluminación, calefacción, ventilación y aire acondicionado, así como la adopción de tecnologías más eficientes y el fomento del uso responsable de la energía por parte de los empleados.

La correcta gestión de los residuos es fundamental para minimizar el impacto ambiental de las empresas de servicios. Esto implica la implementación de prácticas de reciclaje, la reducción del consumo de materiales desechables y la promoción de la reutilización.

Además, las empresas pueden colaborar con proveedores que también adopten prácticas sostenibles en la gestión de residuos. También pueden contribuir con el fomento del uso compartido de vehículos entre los empleados y la planificación de rutas eficientes para reducir las emisiones de carbono y el uso de la bicicleta para lo cual puede proveer los espacios para su estacionamiento.

Las empresas de servicios pueden promover la sostenibilidad a través de la responsabilidad social corporativa. Esto implica adoptar un enfoque ético y transparente en todas las prácticas comerciales, incluyendo el respeto a los derechos humanos, el fomento de la diversidad y la inclusión, y la contribución positiva a la comunidad local a través de programas de voluntariado y apoyo a organizaciones sin fines de lucro.

Igualmente, la adopción de tecnologías innovadoras puede ayudar a las empresas de servicios a ser más eficientes y sostenibles. Por ejemplo, el uso de herramientas digitales puede reducir el consumo de papel y facilitar la comunicación y colaboración interna.

Además, quienes proveen servicios pueden educar a sus clientes sobre la importancia de la sostenibilidad y cómo pueden contribuir a través de sus elecciones y comportamientos. Esto puede incluir la promoción de servicios sostenibles, la comunicación clara sobre las prácticas sostenibles de la empresa y el fomento de la participación de los clientes en iniciativas de sostenibilidad, como la reducción de residuos o el uso responsable de los recursos.

Por su parte, el concepto de valor compartido en las empresas de servicios se refiere a la creación de valor económico al mismo tiempo que se abordan los desafíos sociales y ambientales. En lugar de ver la responsabilidad social como un gasto adicional o una actividad filantrópica separada, el enfoque de valor compartido busca integrar el impacto social y ambiental positivo en la estrategia central de negocio de una empresa.

Las empresas de servicios pueden generar valor compartido de varias maneras. Por ejemplo, el análisis de los desafíos sociales y ambientales puede revelar oportunidades de negocio para las empresas de servicios. Por otro lado, identificar una demanda creciente de servicios sostenibles o la posibilidad de ofrecer soluciones innovadoras para abordar problemas sociales específicos puede generar nuevos mercados y clientes.

También pueden colaborar con diferentes partes interesadas, como gobiernos, organizaciones no gubernamentales o comunidades locales, para abordar desafíos sociales y ambientales de manera conjunta. Esta colaboración puede generar beneficios mutuos, como el acceso a nuevos conocimientos, recursos y oportunidades de mercado.

Otra forma es promover prácticas sostenibles en su cadena de suministro, trabajando con proveedores que compartan los mismos valores y estén comprometidos con la responsabilidad social y ambiental. Esto puede incluir la evaluación y selección de proveedores éticos, la promoción de estándares laborales justos y la reducción del impacto ambiental en toda la cadena de valor de su negocio.

En suma, la sostenibilidad es una responsabilidad de cualquier empresa sin importar en el sector que esté y el cálculo de valor compartido es una oportunidad para potenciarla.

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Government in knock-out after regional elections

In the last quarter of 2023, a year-on-year growth of -0.3%, consistent with a growth of 1% for the whole year, and confirming the slowdown announced in previous months. On the political front, as polls indicated, there was a “punishment vote” in most of the country’s main departments and provinces. The latter is perceived as a significant blow to the government and the Historical Pact party. The effects of these electoral results have had an impact on the legislature.

El gobierno en knock-out después de las elecciones regionales

El último trimestre de 2023, un crecimiento interanual de -0.3%, consistente con un crecimiento de 1% en todo el año, y confirmando la desaceleración anunciada en meses anteriores. En lo político, tal como indicaron las encuestas, se dio un “voto castigo” en la mayoría de los departamentos y principales del país. Esto último se percibe como un golpe relevante al gobierno y al partido del Pacto Histórico. Los efectos de estos resultados electorales han tenido efectos en el legislativo.

Parques eólicos y comunidades wayuu

Parques eólicos y comunidades wayuu

Escrita por: Arturo García, socio y director de proyectos; y César Arismendi, de Fundación Alpina.

El 9 de octubre pasado el parque eólico Jepírachi en la Alta Guajira dejó de operar. La opción de transferirlo a las comunidades wayuu, que se anunció con bombos y platillos, no se dio y por el contrario se está en el proceso de desmonte. Fue el primer parque eólico en Colombia. Una experiencia de 20 años que vale la pena valorar, particularmente por los planes de energía eólica que está contemplando el país.

La nación contempla como una política pública estratégica la transición energética. La Guajira está llamada a tener un rol protagónico, dado que allí soplan vientos con velocidades cercanas a 11 m/s que doblan el promedio global y se tiene la opción de producción de energía eólica en tierra y costa afuera. A ello se le suman las capacidades para producir energía solar (irradiación solar de 6 kw/m2/día mientras que el promedio global es 3,9); energía mareomotriz (aprovechamiento de las mareas), energía azul (energía que se obtiene por la diferencia en la concentración de la sal entre el agua de mar y el agua de río) e hidrógeno verde (relacionado con las reservas potenciales de energía eólica, solar y disponibilidad del agua).

Si el objetivo de desarrollo es la gente, los resultados financieros y ambientales de este proyecto eólico contrastan con los resultados sociales a nivel de las comunidades. Desde una perspectiva de desarrollo, deben resaltarse aportes positivos como vías, jagüeyes, plantas desalinizadoras de agua, gestión de capacidades de mujeres tejedoras, tendidos de redes eléctrica, un pequeño muelle para la pesca artesanal y recursos entregados a las comunidades por compensaciones; sin embargo, es crítico que estos resultados poco cambiaron las condiciones de vida de las comunidades donde se ubica el proyecto o sus alrededores; la incidencia de la pobreza multidimensional según el Censo Nacional Agropecuario de 2014 en el área rural dispersa de comunidades étnicas en Uribia era de 89,5%, cuando a nivel nacional en áreas dispersas era de 45,7 (la mitad). Los resultados positivos en lo energético no generan los impactos sociales que se esperaban ex ante. Por tanto, en términos de desarrollo es una inversión cuestionable.

¿Qué explica que los apoyos brindados a las comunidades no hayan conllevado mayores cambios? Los efectos negativos del proceso de consulta en buena medida están asociado a dos aspectos: los procesos de participación y los proyectos de vida. Los wayuu se organizan social y políticamente en grupos familiares, que no siempre se reconocen entre sí, incluso si cuentan con el mismo eirruko o casta. Solo el tío materno mayor o t’alaüla tiene la capacidad de convocar y persuadir al grupo sobre una iniciativa, nadie más los representa dentro del orden establecido desde los tiempos referenciales del pasado denominado wayuu sumaiwa.

Por ello, casi siempre los actores del gobierno y los consultores que actualmente recorren el territorio haciendo estudios y consultas previas para el montaje de diferentes plantas generadoras de energía eólica, señalan que los wayuu viven divididos y es imposible lograr la unificación de las comunidades de la etnia. Por otro lado, los wayuu esperan que las relaciones consideren plenamente la organización social y política ancestral, es decir, al apushii de origen materno que habita un territorio en el que se puede demostrar su prexistencia y la sobrevivencia. Por otro lado, los procesos de consulta no tienen en cuenta los proyectos de vida de las comunidades y el final se crea una dependencia respecto a las compensaciones, que atentan contra la cultura wayuu. Los apoyos que reciben no crean las condiciones para cambiar la vida en las rancherías, en particular en un escenario post proyecto.

Por evaluaciones en que ha trabajado Econometría, se encuentra que la experiencia de la Fundación Alpina en la misma Alta Guajira podría dar insumos para una respuesta. La Fundación, actuando como un laboratorio social, luego de 10 años de trabajo muestra como una intervención que inicia con procesos de consultas a las comunidades puede llevar a buenos resultados; en concreto se generan impactos en variables como desarrollo de capital social, ingresos y seguridad alimentaria, al tiempo que las inversiones son positivas al analizarse en términos de beneficios y costos.

Según la experiencia en Nazareth, en una zona semidesértica el contar con agua lo es todo y fue por donde se inició. A partir de pozos artesanales, bombas electrosumergibles, paneles solares y tanques elevados para el almacenamiento, se garantizó agua permanente. Se usó primero para el consumo humano, pero también para el desarrollo de actividades agropecuarias que complementan los ingresos de las tradicionales artesanías, que son la base para la seguridad alimentaria, más en una perspectiva de soberanía y autonomía alimentaria. Ya se cuentan con producción agrícola que es competitiva y que permite abastecer parte del mercado.

Lo más relevante y pertinente para los proyectos eólicos u otros que se desarrollen en la Alta Guajira es que el trabajo de Fundación Alpina muestra un camino para relacionamiento y desarrollo sostenible. Lo que se ha hecho ya se ha validado y se ha replicado en distintas comunidades, que es uno de los requisitos para poderlos escalar, como bien se podría lograr jalonados por los proyectos eólicos y las comunidades.

Las consultas, por donde debe iniciar todo el proceso, se terminan convirtiendo en el “pecado original”. Propician la división de las familias, para que partes de una familia busquen tener reconocimientos de áreas del territorio más como líderes territoriales que como líderes ancestrales, para negociar con las empresas y no se tienen en cuenta sus proyectos de vida. Quienes lideran las consultas actúan como siguiendo el principio de “divide y vencerás”, cuando lo que tienen es un escenario de “divide y multiplicarás los problemas”. Un cambio en las consultas que pase por entender a fondo la cultura wayuu puede llevar a un escenario distinto al actual de disputas, conflictos, tensiones, desgaste, paros y pérdidas, para pasar a un escenario de desarrollo mutuamente conveniente para las empresas y las comunidades.

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Katherinne Alvarado
Fieldwork Manager
Katherinne Alvarado Acevedo is an Industrial Engineer, with experience in management and coordination of quantitative data collection, she is linked to Econometría since 2019 and has participated in more than 12 consultancies with the firm. Her areas of interest are mainly: Social inclusion, logistics, health, public policy, territorial, urban and rural development, among others.
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Katherinne Alvarado
Líder Trabajo de Campo
Katherinne Alvarado Acevedo es Ingeniera Industrial, con experiencia en gestión y coordinación de recolección de datos cuantitativos, se encuentra vinculada a Econometría desde el 2019 y ha participado en más de 12 consultorías con la firma. Sus áreas de interés son principalmente: Inclusión social, logística, salud, políticas públicas, desarrollo territorial, urbano y rural, entre otros.
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Tomas Hamann
Junior Consultant
Tomas Hamann Sanclemente is an economist from the Universidad de Los Andes with a minor in Business Law and has been part of Econometría since 2023. His areas of interest include macroeconomic analysis, impact evaluation, market analysis, and business planning.
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