Enfoques diferenciales y su abordaje en política pública

Enfoques diferenciales y su abordaje en política pública

Autor: Econometría Consultores

El enfoque diferencial es una forma de analizar, valorar y actuar a partir del reconocimiento de que la población no es uniforme, sino que dentro de ella hay individuos y grupos con diferencias biológicas, sociales y culturales que suponen respuestas diferentes para la garantía de sus derechos desde una perspectiva de equidad. Pero ¿cómo las políticas públicas pueden responder de una forma pertinente cuando la población de un país es tan diversa y está compuesta por diferentes grupos indígenas, por hombres y mujeres, por niños, jóvenes y adultos, por personas con diferentes tipos de discapacidad y todos ellos son sujetos de los mismos derechos sin discriminación?

El abordaje de los enfoques diferenciales contempla el reconocimiento de la importancia de aspectos como el ciclo vital, la discapacidad, la pertenencia étnica, el territorial y el género, lo que ha implicado un reto para las políticas públicas, no tanto desde la formulación, en donde se han logrado avances conceptuales importantes, sino particularmente en la implementación, que implica la puesta en marcha de acciones concretas que reconozcan la diversidad.

La dificultad en la materialización de estos enfoques para las políticas públicas parte de dos situaciones que están conexas: Por un lado, no hay una única definición de lo que debe ser un enfoque diferencial. En la literatura se pueden encontrar varios puntos de vista, que en general confluyen en la necesidad de reconocer y tener en cuenta las diferencias. No obstante, el abordaje de las diferencias puede darse desde varias perspectivas; algunas conceptualizaciones se centran en las relaciones desiguales que parten de una construcción cultural, y otras en las características biológicas o sociales.

Esta situación ha hecho que los diseñadores de política tengan que construir conceptualizaciones propias para trabajar sobre ellas y poder cumplir con el diseño y aplicación de políticas que reconozcan y atiendan las particularidades de la población desde cada uno de los sectores (tal como lo establece la Sentencia T-025 de 2004 de la Corte Constitucional). En este sentido, se encuentran definiciones del Ministerio del Interior, del Ministerio de Salud, de Prosperidad Social, de la Unidad para las Víctimas, del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, y de otras entidades, cada uno de las cuales pone el foco en diferentes aspectos.

En términos institucionales esto ha significado la creación de equipos de enfoque diferencial en las organizaciones, públicas y no gubernamentales, cuya misión es identificar las poblaciones que pueden estar involucradas en sus acciones -decisiones de política, programas, proyectos- y acompañar el desarrollo de ellas desde la sensibilidad que sus efectos puedan tener las características y particularidades de sus grupos de interés.

La segunda situación tiene que ver con que, aunque parezca tautológico, la “diferencia” es diversa, y, por tanto, contiene dentro de ella un universo de características, realidades, situaciones y aspectos que hacen que la respuesta frente a ella no pueda ser uniforme, sino que tengan que darse orientaciones para el análisis, más que recetas estándar para lograr diseños incluyentes.

Lo anterior implica tener un entendimiento comprehensivo de realidades muy diversas, que en la mayoría de los casos no es posible que partan de la vivencia propia de los equipos diseñadores de política, sino que demandan información desagregada por variables como sexo, edad, condiciones particulares o etnia, que permita evidenciar efectos en diferentes poblaciones a partir de los cuales se puedan construir supuestos, riesgos e impactos para la formulación de políticas sensibles a la diferencia.

Ahora bien, ¿cómo se puede abordar este reto? La inclusión del enfoque diferencial puede darse teniendo en cuenta criterios como:

i) la identificación de las características de la población (biológicas, económicas y sociales); ii) la identificación de riesgos específicos de vulneración que se puedan derivar de esas características, y las expectativas y necesidades que en función de ellas puedan tener los individuos o los grupos; iii) la necesidad de explicitar en el diseño a esa población particular; iv) la necesidad de prever la participación de la población con esas características en el ciclo de la política; v) la necesidad de disponer de recursos que sean idóneos para el abordaje de esta población, así como personal capacitado; vi) la necesidad de crear sistemas de información que permitan entender esas características y sus necesidades asociadas; vii) la necesidad de comprender la relación de un grupo específico con el resto de población, ya que el gran sentido del enfoque es la inclusión.

El enfoque diferencial no es un concepto estático; este se ha venido construyendo y ha ido avanzando y complejizándose a partir de los mismos reconocimientos y activismos de los grupos involucrados, poniendo sobre los formuladores de política una responsabilidad frente a la acción pública.

El gran reto está, entonces en hacer que los enfoques trasciendan lo retórico y se vuelquen a lo práctico, lo que supone una planeación y una presupuestación conscientes de la diferencia, y unos mecanismos de seguimiento que faciliten la obtención de información desagregada y de calidad que permita hacer evaluaciones que puedan valorar la inclusión o exclusión de una u otra población y continuar aportando a la construcción de la comprensión de los enfoques.

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Empresas, filantropía y Estado, columna de Econometría

Autor: Econometría Consultores

Los 10 años de la Fundación Alpina son una oportunidad para compartir algunas de las reflexiones que se han dado en su Consejo Directivo, y en cuyas discusiones Econometría ha participado. Se trata de un tema pertinente para todo el sector empresarial.

Para algunos la única responsabilidad de una empresa es desarrollar una actividad productiva generando empleos para sus trabajadores, bienes para la sociedad y utilidades para sus socios. El Estado obtiene de esa actividad ingresos por medio de impuestos, que los usa vía regulación, financiamiento o ejecución directa para proveer los bienes y servicios que necesita la sociedad.

Los impuestos son un ingreso para el Estado, pero un costo para las empresas. El Estado siempre querrá que ellos sean más altos, y las empresas siempre que sean más bajos. Esta contradicción se resuelve con un acuerdo social (Constitución Política), en el que se da el marco para definir el tamaño del estado y el nivel de impuestos necesario para financiarlo.

Ahora bien, cuando el Estado no cumple adecuadamente con sus funciones, no es de extrañar el surgimiento de iniciativas empresariales. Las empresas no son indiferentes a un contexto con problemas y buscan hacer algo al respecto. Las opciones van desde actividades relacionadas con sus entornos (como programas de responsabilidad social o negocios inclusivos) a acciones de tipo filantrópico. La experiencia de la Fundación Alpina como laboratorio social muestra una opción con un gran potencial de cambio estructural, donde la filantropía va mucho más allá de la caridad, con la perspectiva atacar el problema central: un mejor funcionamiento del Estado.

El punto de partida hacia la filantropía empresarial son las utilidades. Corresponde a los socios definir qué hacer: pueden consumirlas, pueden reinvertirlas, o pueden destinarlas a actividades filantrópicas. En este último caso, el gasto puede hacerse individualmente o en grupo, que sería el caso de una fundación empresarial, donde se logran economías de escala y empoderamiento derivado de la reputación de la empresa.

Si ya se ha tomado la decisión de hacer filantropía y hacerlo desde una fundación empresarial, debe definirse en qué área trabajar. Muchas lo hacen en áreas relacionadas con la actividad empresarial. Sin embargo, dado que una cosa es la empresa y otra las actividades filantrópicas, no necesariamente se debería trabajar en lo mismo, particularmente teniendo en cuenta que si las actividades filantrópicas aportan al negocio de la empresa, no deberían hacerse recibiendo descuentos tributarios.

Las fundaciones empresariales, por su propia naturaleza, tienen una cierta inclinación para desarrollar actividades empresariales, como objetivo central o complementario. Lo clave de apoyar el emprendimiento, aparte del resultado esperado que sería una mejora significativa de los ingresos por parte de los participantes, es el cambio que se da en la relación ciudadanos-Estado. De una situación donde los más pobres mendigan los apoyos del Estado, se tiende a pasar a una situación donde lo básico se lo agencia la gente y la relación con el Estado pasa más a la exigencia de derechos. Es un cambio muy profundo. En perspectiva histórica esta fue la experiencia del Eje Cafetero, cuando el café era un producto competitivo para la región.

Habiéndose decidido hacer filantropía, queda la pregunta de cómo ser más efectivo. Lo primero es que una fundación, a diferencia del Estado no tiene ninguna obligación distinta a la que sus fundadores establecieron en los estatutos. Por tanto, cualquier cosa que se haga se valora. Claro que, si se trata de una fundación relacionada con una gran empresa, hacer muy poco podría ser contraproducente para su imagen. En todo caso debe evitarse buscar grandes y crecientes coberturas. Este camino lleva a una trampa. Primero porque es imposible lograr coberturas altas (ni el mismo Estado suele lograrlas); y segundo porque las coberturas suele darse a costa de la calidad. Con menos, pero muy bien hecho, podría una fundación empresarial ser mucho más relevante, en la medida que lo que se haga se vuelva un “ejemplo demostración”. La calidad es una vía para lograr mayores coberturas vía réplicas o influencia en las políticas públicas. Lo central es hacer la diferencia. Evaluaciones que hemos hecho muestran que lograr esos grandes impactos es factible.

En este punto vale la pena volver al punto de partida. La filantropía en buena medida responde a fallas del Estado. ¿Qué tanto se pueden solucionar esas fallas con la filantropía? Existen varias vías factibles en la medida que (i) los resultados se vayan propagando vía réplicas, (ii) los proyectos logren interactuar con las políticas públicas, que es cuando las fundaciones actúan como laboratorios sociales del país. Y (iii) se den procesos de empoderamiento de los beneficiarios (y sus organizaciones) frente al Estado.

Al final la filantropía puede brindar beneficios directos a quienes participan en sus proyectos, pero si además se logran grandes impactos y funciona como un laboratorio social tiene la perspectiva de trascender. Respecto a otras alternativas empresariales de intervención social genera menos resultados “apropiables”, pero aporta más a los cambios estructurales que requiere el país.

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Katherinne Alvarado
Fieldwork Manager
Katherinne Alvarado Acevedo is an Industrial Engineer, with experience in management and coordination of quantitative data collection, she is linked to Econometría since 2019 and has participated in more than 12 consultancies with the firm. Her areas of interest are mainly: Social inclusion, logistics, health, public policy, territorial, urban and rural development, among others.
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Katherinne Alvarado
Líder Trabajo de Campo
Katherinne Alvarado Acevedo es Ingeniera Industrial, con experiencia en gestión y coordinación de recolección de datos cuantitativos, se encuentra vinculada a Econometría desde el 2019 y ha participado en más de 12 consultorías con la firma. Sus áreas de interés son principalmente: Inclusión social, logística, salud, políticas públicas, desarrollo territorial, urbano y rural, entre otros.
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Katherinne Alvarado Acevedo es Ingeniera Industrial, con experiencia en gestión y coordinación de recolección de datos cuantitativos, se encuentra vinculada a Econometría desde el 2019 y ha participado en más de 12 consultorías con la firma. Sus áreas de interés son principalmente: Inclusión social, logística, salud, políticas públicas, desarrollo territorial, urbano y rural, entre otros.
Tomas Hamann
Junior Consultant
Tomas Hamann Sanclemente is an economist from the Universidad de Los Andes with a minor in Business Law and has been part of Econometría since 2023. His areas of interest include macroeconomic analysis, impact evaluation, market analysis, and business planning.
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