El valor compartido como aporte de las empresas a la…

El valor compartido como aporte de las empresas a la recuperación

Autor: Benjamín Venegas

Datos sobre el comportamiento de las economías de América Latina han mostrado que a pesar de la pandemia del covid-19, los efectos sobre la economía colombiana en el primer trimestre del año fueron menos fuertes de lo esperado. De acuerdo con cifras presentadas por Portafolio, dentro de las economías de la región, Colombia y Chile fueron las únicas que crecieron a cifras positivas en el primer trimestre de 2020: 1,1% y 0,4% respectivamente. Además, las más recientes proyecciones de crecimiento que maneja la Cepal muestran que dentro de los países de la región, Colombia tendría una caída del PIB del 5,6%, menor al promedio de América Latina y el Caribe (-9,1%).

Pero, para hacer que la recuperación sea más sostenible, ¿cuáles deben ser las acciones que se deben implementar? ¿debe el Gobierno Central ser el único agente que dinamice la economía? Sobre esto, se han generado distintas versiones y se ha criticado que en Colombia el presupuesto para atender la crisis sea bajo en comparación con otros países. Sin embargo, poco se ha mencionado sobre el papel que deben tener las empresas privadas en momentos de crisis y para reactivar la economía.

Desarrollos recientes de Porter y Kramer llaman la atención sobre el rol de las empresas para generar valor en la sociedad. Para estos autores, el eje central es la articulación entre los problemas y desafíos de la sociedad y la rentabilidad de las empresas. Esto último, no se debe confundir con iniciativas de responsabilidad social o que solo buscan mejorar la reputación, pues la teoría que ellos plantean, valor compartido, incorpora la generación de valor dentro del mismo proceso de maximización de ganancias de las empresas.

Para Porter y Kramer es indiscutible que para que una compañía sea exitosa requiere de una sociedad saludable, lo cual incluye una provisión adecuada de servicios de educación, salud, igualdad de oportunidades y cuidado del medio ambiente, entre otros.

En dicha línea, la Fundación Andi ha venido desarrollando una iniciativa por reconocer el papel de algunas empresas que desarrollan sus actividades productivas en el territorio nacional, en la generación de impacto social mejorando así la competitividad de sus negocios. Como resultado, en 2019 se incluyeron empresas como Alpina, Alianza Team, Bayer, Cemex, Codensa, Colanta, Corona, entre otras.

¿Cuál es el aporte de dichas iniciativas en la dinamización de la economía? Econometría ha desarrollado recientemente estudios de valor compartido para Promigas y Argos en los que estimó que el valor presente neto del valor compartido para la sociedad de las iniciativas desarrolladas por dichas empresas en el año 2018 alcanzó valores cercanos a 0,6% del PIB. Resultado explicado en gran parte por proyectos educativos, de emprendimiento y en general de promoción del desarrollo local. Pero ¿qué pasaría si por ejemplo las 5.000 empresas más grandes de Colombia incorporaran el esquema de valor compartido? Si tomamos un escenario conservador en el que cada empresa generase un valor compartido promedio para la sociedad de un centésimo (1/100) de lo estimado para Promigas y Argos, el efecto estimado sería de 15% del PIB de 2018.

Como Econometría ha mencionado en otras columnas, es claro que esta crisis abre una oportunidad para pensar las reformas estructurales necesarias para enfrentar de mejor manera las consecuencias de la pandemia. Por eso, a continuación, se proponen dos alternativas para la reactivación de la economía post covid 19.

En primer lugar, las empresas privadas deben repensar sus actividades en línea con el valor compartido, lo cual implica incorporar dentro de las políticas corporativas iniciativas explícitas que busquen generar valor compartido para la sociedad. Es decir, debe ser un tema estructural en sus líneas de negocio y no simplemente acciones coyunturales de responsabilidad social. Entre otras, esto implica generar estrategias que busquen mejorar las condiciones de vida, no solo de sus empleados y sus familias, sino en general de las comunidades en donde desarrollan sus actividades. Además, implica estrategias de desarrollo sostenible que busquen generar efectos positivos sobre el medio ambiente. Sin embargo, esto debe ir más allá de cumplir con reglamentaciones o criterios definidos por la ley, pues si se incorpora dentro de las estrategias de maximización de beneficios debe abarcar un amplio espectro de beneficiarios y entornos.

En segundo lugar, implica que las iniciativas privadas deberían articularse con las estrategias de largo plazo del Gobierno para la inclusión productiva. Es claro que, al combinar las acciones de estos dos actores, se pueden potenciar los resultados que si se realizarán individualmente. Además, implica establecer líneas específicas de acción en las que las empresas privadas puedan desarrollar sus estrategias para desarrollar valor compartido en aquellos sectores o comunidades que más lo requieran. Por ejemplo, la estrategia de alianzas productivas en las que, a partir de iniciativas, en muchos casos lideradas por empresas privadas, el Gobierno Central apoya el desarrollo de actividades productivas bajo condiciones adecuadas.

Como en otras columnas de Econometría, esto hace parte del tipo de reformas que han sido propuestas para superar los efectos negativos de la actual pandemia.

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Growth recovery for 2021

As predicted in previous months, inflation has continued to rise. As of March, monthly inflation was 1%, and annual inflation reached 8.5%. In response, Banco de la República raised its benchmark interest rate by 100 basis points at its March meeting. On the positive side, the labor market is recovering.

Recuperación económica para el 2021

De acuerdo con los países de la Alianza LAECO, el promedio de los pronósticos de crecimiento en América Latina en 2020 es de -9,6%, y de -7,4% excluyendo Venezuela. Se espera que las economías se recuperen en el 2021, pronosticando un crecimiento promedio para ese año del 3,5% y del 4,1% excluyendo Venezuela.

El teletrabajo: oportunidad laboral para jóvenes

El teletrabajo: oportunidad laboral para jóvenes

Autora: Yanira Oviedo

En la actual coyuntura, varios sectores de la economía se mantienen produciendo a través del teletrabajo. Aunque existe gran variedad de definiciones e historias asociadas a este término, debido a su evolución en el tiempo y las diversas realidades locales y sectoriales, es útil tomar el concepto más amplio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT): teletrabajo es el uso de tecnologías de la información con el propósito de trabajar fuera de las instalaciones físicas de las empresas o, alternativamente, laborar a distancia.

Sobre teletrabajo se carece de cifras oficiales en el mundo. Por ello, la OIT hizo una aproximación para 2019, previo a la pandemia del covid-19. Esto lo hizo a partir de encuestas de hogares y varios supuestos, pues en la gran mayoría de los casos no se pregunta por esto en particular. Se encontró que solo 13 países tendrían más de un 15% de empleados en teletrabajo, en particular, laborando desde casa. Para Colombia esa estimación estaba entre un 10% y 15% del total de trabajadores asalariados.

Ahora, debido a la pandemia, la OIT estima una potencialidad del teletrabajo del 18,8% entre los empleados a nivel global; cifra que se eleva hasta el 55,1% entre los países de ingresos altos. En términos de personas, la prospectiva es de 260 millones de trabajadores en el mundo bajo esta modalidad.

Adicionalmente, un sondeo de Randstand en 2020 señala que actualmente, en Europa Occidental se ha logrado flexibilizar el trabajo al menos en un 68%, mientras que China e India han logrado un 84% y 88%, respectivamente.
Las cifras son impresionantes dado que, antes de la emergencia, esta alternativa se veía futurista, exótica y difícil de implementar por retos como el control de la actividad productiva, la seguridad de la información al interior de las empresas, y la dificultad del trabajo en equipo.

En ello, el grado de confianza que pueda tener una empresa en sus empleados es determinante. Además, hay retos personales de llevar a cabo el teletrabajo, como establecer límites entre la vida laboral y familiar, y mantener las condiciones adecuadas de salud y seguridad en el trabajo.

En este contexto y aunque los retos no han desaparecido, la innovación colombiana les está haciendo frente. Para mantener la actividad económica en medio de la emergencia, ahora Colombia teletrabaja. Se ha roto por la fuerza la barrera más importante: la resistencia al cambio tecnológico, debida a la inercia de lo conocido y el costo del experimento. Se ha demostrado una vez más que, cuando se quiere o se necesita, se puede.

Esto abre las posibilidades para el país a los beneficios del teletrabajo como el anhelado incremento en la productividad que se da vía reducción de tiempos y costos de desplazamiento desde y hacia el trabajo. Este es un aspecto trascendental en las grandes ciudades y tiene un impacto significativo en la calidad de vida por las mejores condiciones ambientales, el mayor tiempo para la familia y el descanso, y la menor exposición a riesgos como accidentes de tránsito y hurtos.

Otro gran beneficio del teletrabajo, sobre el que hay poca conciencia, es el incremento en la demanda laboral de personas calificadas. En un mundo globalizado, el trabajo a distancia o virtual implica la aparición de una nueva demanda por mano de obra calificada: el resto del mundo.

Es la oportunidad perfecta para emplear a los jóvenes altamente calificados que ha producido el país y que tradicionalmente engrosan las filas del desempleo, en particular, aquel estructural o de largo plazo. Los jóvenes colombianos están condenados a mantenerse en el desempleo por periodos larguísimos o subemplearse porque, internamente, el país no los demanda, aunque sean personal valioso.

El asunto no es menor, pues en la historia reciente, los jóvenes desempleados han representado más de la mitad del desempleo total, con una leve reducción en los últimos años. Para el trimestre febrero-abril de 2020, el Dane reportó 3.365.486 desempleados, de ellos 1.432.801 eran jóvenes de hasta 28 años, lo que equivale al 42,6% del total colombiano. He aquí una de las causas de nuestro desempleo que históricamente ha sido atípicamente alto para la región de América Latina, e incluso para el mundo.

¿Será que Colombia aprovechará el tren del teletrabajo? El Ministerio del Trabajo y el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones han venido construyendo sus fundamentos para consolidarlo. Además, en la página web www.teletrabajo.gov.co se pone a disposición de empleadores y trabajadores, entre otros materiales, guías de implementación, asesoría jurídica y buenas prácticas en el uso de tecnologías para el trabajo a distancia.

Sin embargo, hay espacio para impulsarlo con más fuerza. Con miras a aprovechar la demanda internacional de trabajo u oportunidades laborales a nivel mundial, se requiere centralizar la información y ponerla a disposición de las personas listas para engancharse internacionalmente de forma virtual. Esto es un Servicio de Empleo Internacional.

Asimismo, a mediano plazo se requiere que el país identifique una línea de especialización para ubicarnos como oferentes de mano de obra calificada y eficiente para el mundo. Para ello, Colombia deberá hacer prospectiva laboral efectiva, reforzar las habilidades en idiomas e interconectividad, fomentar buenas prácticas de teletrabajo, adecuar la normatividad laboral y de seguridad social para permitirle a estos trabajadores jóvenes las oportunidades laborales que internamente no alcanzamos a generar.

Ello incidirá en el crecimiento nacional, puesto que, en vez de experimentar una continua fuga de cerebros, como estamos acostumbrados, podremos retener el capital humano que tanto ha costado formar.

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Katherinne Alvarado
Fieldwork Manager
Katherinne Alvarado Acevedo is an Industrial Engineer, with experience in management and coordination of quantitative data collection, she is linked to Econometría since 2019 and has participated in more than 12 consultancies with the firm. Her areas of interest are mainly: Social inclusion, logistics, health, public policy, territorial, urban and rural development, among others.
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Katherinne Alvarado
Líder Trabajo de Campo
Katherinne Alvarado Acevedo es Ingeniera Industrial, con experiencia en gestión y coordinación de recolección de datos cuantitativos, se encuentra vinculada a Econometría desde el 2019 y ha participado en más de 12 consultorías con la firma. Sus áreas de interés son principalmente: Inclusión social, logística, salud, políticas públicas, desarrollo territorial, urbano y rural, entre otros.
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Tomas Hamann
Junior Consultant
Tomas Hamann Sanclemente is an economist from the Universidad de Los Andes with a minor in Business Law and has been part of Econometría since 2023. His areas of interest include macroeconomic analysis, impact evaluation, market analysis, and business planning.
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