Si bien este sistema ha sido usado en otros países de América Latina, es en Perú donde se encuentra más documentado su uso, sobre todo en comunidades rurales en las cuales no hay acceso a energía que posibilite la extracción de aguas subterráneas, ni tampoco existen ríos o quebradas cercanas.
Este particular mecanismo de extracción de agua se presentó como una alternativa a la profunda crisis de acceso recurso hídrico que tiene Honduras, pues el país se encuentra atravesado por el Corredor Seco Centroamericano. Dicha franja geográfica está ubicada en la Costa Pacífica y atraviesa a varios países de Centro América, lo que los hace muy vulnerables a la sequía prolongada, que se ha acentuado por el cambio climático.
Su implementación en Honduras se ha usado con el fin de garantizar el acceso al agua en las escuelas, debido a que en las largas temporadas de sequía este recurso es escaso o no está disponible para algunas instituciones educativas. Lo anterior limita el acceso de las niñas y niños a las escuelas, ya que no se pueden garantizar las medidas adecuadas de salubridad para el uso de baños o lavado de manos, con el riesgo de vulnerar el derecho a la educación con calidad y en condiciones dignas. Este sistema de bombeo ha sido una solución para brindar educación con continuidad.
La otra estrategia que busca generar entornos seguros para el aprendizaje es el SAT, es una metodología diseñada por Fundaec (Fundación para la Aplicación y Enseñanza de las Ciencias) a finales de 1970 en Colombia. Esta consiste en programas de educación formal con enfoque semipresencial y apoyado en tutorías adaptadas a las condiciones sociales y culturales del sector rural. A este sistema pueden acceder tanto jóvenes como adultos, campesinos, pues cuenta con la ventaja de tener una baja intensidad horaria y un tutor que en la mayoría de los casos pertenece a la comunidad y ha sido capacitado para este rol. Así se permite que quienes accedan a este tipo de educación sigan realizando labores productivas, sociales y familiares.
El SAT está dividido en tres etapas según se trate de educación básica primaria, básica secundaria o media. Aunque cada etapa tiene una duración media de dos años, se puede adaptar al ritmo de avance de cada estudiante. El modelo original buscaba fortalecer cinco capacidades: “Servicio a la Comunidad, Lenguaje y Comunicación, Tecnología, Ciencias y Matemáticas.” Como lo explica Fundaec, La estrategia genera una fuerte participación comunitaria en la formación de habilidades y destrezas para fortalecer la educación en el sector rural. Vale la pena resaltar que el sistema no busca sustituir a las instituciones educativas, sino que pretende llegar a donde otras estrategias educativas no llegan.
Este modelo se adaptó al contexto de Honduras en el cual la tasa de deserción escolar en zonas rurales según la Secretaría de Educación de Honduras es alta (19,70%, en comparación con un 10,9% en Colombia)., Se hace aún más pertinente teniendo en cuenta que el país, además de ser atravesado por el Corredor Seco, también hace parte del corredor migratorio, el cual es paso, pero también expulsor de migrantes a hacia los Estados Unidos. Algunos de estos son menores que desertan del sistema educativo, riesgo que el SAT busca minimizar.
La implementación del SAT en Honduras comenzó en 1996 a través de la Fundación Bayán, la cual focalizó su acción en las comunidades rurales de la costa norte, en donde no había posibilidades de continuar con la educación secundaria. Ello implicaba el desplazamiento de quienes deseaban seguir sus estudios, sacándolos de su comunidad con consecuencias como el desarraigo. Las principales adaptaciones se centraron en las capacidades que se buscaban desarrollar, con énfasis en lectura, escritura, y aritmética, buscando una mayor retención escolar, así como promover la responsabilidad cívica y el empoderamiento de la mujer. Se resalta la inclusión de un componente de equidad de género en el sistema de aprendizaje.
En Honduras el SAT se ha implementado en 12 de los 17 departamentos. En los cuales se ha valorado positivamente la capacidad de respuesta a situaciones de emergencia originadas por los huracanes, que han destruido vías de acceso así como instituciones educativas, que dejan a las comunidades incomunicadas y a los estudiantes sin posibilidad de asistir a clases de manera regular. A su vez, se ha reconocido su contribución en la reducción de la deserción escolar y la migración de adolescentes.
Es así como, las iniciativas desarrolladas e implementadas con éxito en Perú y Colombia para generar continuidad en la educación en contextos de crisis han sido relevantes para el sistema educativo en Honduras. Si bien no existen los factores agravantes pueden ser diferentes, las soluciones que se plantean pueden contribuir a proveer una educación de calidad en condiciones dignas. Es un claro ejemplo de lo que puede alcanzar la cooperación Sur – Sur a través de experiencias exitosas que puedan replicarse y adaptarse en países con desafíos similares.